El monasterio de San Francisco tuvo una primera etapa como casa de
los caballeros templarios gracias al empeño de la reina Berenguela de
Castilla hasta la supresión de esa orden por el papa Clemente V en 1314.
Después, en el primer tercio del siglo XIV, pasa a la órbita de la
orden franciscana por iniciativa de la infanta Isabel de Castilla,
primogénita de Sancho IV de Castilla y María de Molina.
Posteriormente, en 1395, aquella casa conventual fue arrasada por un incendio, aunque, para entonces, los Mendoza ya se habían hecho cargo del patronato de su capilla mayor y pudo reconstruirse con los dineros aportados por el almirante Pedro Hurtado de Mendoza. Desde ese momento, se trazó una línea de mecenazgo en la que fueron decisivas las aportaciones suntuarias y económicas del Marqués de Santillana y del Cardenal Mendoza.
Fue este último el responsable de la conclusión de las obras del templo a finales del siglo XV, y de la financiación y colocación del retablo mayor,quizás fueron de aquel retablo las denominadas Tablas de San Ginés,un conjunto de pinturas al óleo ejecutado por el Maestro de los Luna.
Un siglo más tarde, esta labor de mecenazgo sería continuada y completada por Ana de Mendoza y Enríquez de Cabrera, VI duquesa del Infantado,le correspondió, durante las primeras décadas del siglo XVII, la responsabilidad de afrontar el proyecto de construcción del claustro y del panteón bajo la iglesia y de un nuevo retablo mayor, una tramoya barroca de elementos móviles desaparecida, trazados por el arquitecto Francisco Mir.
Aquella cripta, construida entre 1628 y 1633, sería totalmente renovada por orden de Juan de Dios de Silva y Haro, X duque del Infantado. En 1696 dieron comienzo las obras del nuevo mausoleo de los duques del Infantado según las trazas arquitectónicas dadas por Felipe Sánchez.
En 1808, tras la invasión del la Grande Armée napoleónica, el convento de San Francisco se convirtió para las fuerzas ocupantes en el centro militar estratégico de Guadalajara,es en esos años cuando el panteón es víctima de saqueos y cuando se profanan los sarcófagos.
Después de aquel primer episodio castrense, el viejo convento vivió una larga historia militar que se dilató hasta el año 2000, cuando el Ministerio de Defensa le cedió la propiedad al Ayuntamiento de Guadalajara.
La cripta de los duques del Infantado fue restaurada mediante el programa del 1% cultural del Ministerio de Cultura y fue abierta al público el 1 de abril de 2011,mediante ese mismo programa están siendo restaurados la iglesia y el resto del conjunto conventual.
La iglesia, aún hoy en pie, es de traza gótica –atribuible al arquitecto Juan Guas–, con una sola nave de seis tramos y capillas laterales entre los contrafuertes. Sin embargo, la sencillez de esta composición no le impiden alcanzar unas dimensiones espaciales notables, convirtiéndola en el templo más amplio de la ciudad.
Para abordar esta nueva construcción se desmanteló el panteón preexistente bajo el presbiterio, se desplegó una nueva escalera de acceso y se abrieron huecos que iluminaran las estancias, como el gran ventanal que, semioculto, ornamenta el muro exterior de la cabecera del templo y da luz a la capilla funeraria.
Posteriormente, en 1395, aquella casa conventual fue arrasada por un incendio, aunque, para entonces, los Mendoza ya se habían hecho cargo del patronato de su capilla mayor y pudo reconstruirse con los dineros aportados por el almirante Pedro Hurtado de Mendoza. Desde ese momento, se trazó una línea de mecenazgo en la que fueron decisivas las aportaciones suntuarias y económicas del Marqués de Santillana y del Cardenal Mendoza.
Fue este último el responsable de la conclusión de las obras del templo a finales del siglo XV, y de la financiación y colocación del retablo mayor,quizás fueron de aquel retablo las denominadas Tablas de San Ginés,un conjunto de pinturas al óleo ejecutado por el Maestro de los Luna.
Un siglo más tarde, esta labor de mecenazgo sería continuada y completada por Ana de Mendoza y Enríquez de Cabrera, VI duquesa del Infantado,le correspondió, durante las primeras décadas del siglo XVII, la responsabilidad de afrontar el proyecto de construcción del claustro y del panteón bajo la iglesia y de un nuevo retablo mayor, una tramoya barroca de elementos móviles desaparecida, trazados por el arquitecto Francisco Mir.
Aquella cripta, construida entre 1628 y 1633, sería totalmente renovada por orden de Juan de Dios de Silva y Haro, X duque del Infantado. En 1696 dieron comienzo las obras del nuevo mausoleo de los duques del Infantado según las trazas arquitectónicas dadas por Felipe Sánchez.
En 1808, tras la invasión del la Grande Armée napoleónica, el convento de San Francisco se convirtió para las fuerzas ocupantes en el centro militar estratégico de Guadalajara,es en esos años cuando el panteón es víctima de saqueos y cuando se profanan los sarcófagos.
Después de aquel primer episodio castrense, el viejo convento vivió una larga historia militar que se dilató hasta el año 2000, cuando el Ministerio de Defensa le cedió la propiedad al Ayuntamiento de Guadalajara.
La cripta de los duques del Infantado fue restaurada mediante el programa del 1% cultural del Ministerio de Cultura y fue abierta al público el 1 de abril de 2011,mediante ese mismo programa están siendo restaurados la iglesia y el resto del conjunto conventual.
La iglesia, aún hoy en pie, es de traza gótica –atribuible al arquitecto Juan Guas–, con una sola nave de seis tramos y capillas laterales entre los contrafuertes. Sin embargo, la sencillez de esta composición no le impiden alcanzar unas dimensiones espaciales notables, convirtiéndola en el templo más amplio de la ciudad.
Para abordar esta nueva construcción se desmanteló el panteón preexistente bajo el presbiterio, se desplegó una nueva escalera de acceso y se abrieron huecos que iluminaran las estancias, como el gran ventanal que, semioculto, ornamenta el muro exterior de la cabecera del templo y da luz a la capilla funeraria.
CRIPTA DE LOS DUQUES DEL INFANTADO
La cripta fue encargada por Juan de Dios de Silva y Haro, X duque del Infantado, al arquitecto Felipe Sánchez, quien diseñó una cripta y capilla inspiradas en el panteón de los Reyes del monasterio de El Escorial de Juan Bautista Crescenzi. Las obras dieron comienzo en 1696.
Escalera de acceso a la cripta de San Francisco, donde se observan los mármoles negros y rosas empleados en su construcción.
Felipe Sánchez planteó un ejercicio barroco tanto en su composición como en su materialización,de una parte, la sala del panteón se resolvió con una planta elipsoidal, con ocho pilastras que sirven de apoyo a los arcos que vertebran la cúpula rebajada que cubre la estancia, en clara referencia al mausoleo escurialense pero también a la iglesia de San Andrés del Quirinal de Roma.
Los nichos para los sarcófagos se emplazan en cada uno de los intercolumnios, ocupando en orden vertical todo el paño, a excepción del hueco de entrada al panteón y del gran vano de comunicación con la capilla aneja.
De otra parte, todos los paramentos, pavimentos y bóvedas están tapizados con placas de mármoles negros y rosas de muy poca sección para componer un juego cromático alternativo y crear plafones de traza geométrica,el aparato ornamental se completa con ménsulas y roleos de alabastro dorados, especialmente en las cornisas y en los lunetos de las cúpulas.
La cripta fue encargada por Juan de Dios de Silva y Haro, X duque del Infantado, al arquitecto Felipe Sánchez, quien diseñó una cripta y capilla inspiradas en el panteón de los Reyes del monasterio de El Escorial de Juan Bautista Crescenzi. Las obras dieron comienzo en 1696.
Escalera de acceso a la cripta de San Francisco, donde se observan los mármoles negros y rosas empleados en su construcción.
Felipe Sánchez planteó un ejercicio barroco tanto en su composición como en su materialización,de una parte, la sala del panteón se resolvió con una planta elipsoidal, con ocho pilastras que sirven de apoyo a los arcos que vertebran la cúpula rebajada que cubre la estancia, en clara referencia al mausoleo escurialense pero también a la iglesia de San Andrés del Quirinal de Roma.
Los nichos para los sarcófagos se emplazan en cada uno de los intercolumnios, ocupando en orden vertical todo el paño, a excepción del hueco de entrada al panteón y del gran vano de comunicación con la capilla aneja.
De otra parte, todos los paramentos, pavimentos y bóvedas están tapizados con placas de mármoles negros y rosas de muy poca sección para componer un juego cromático alternativo y crear plafones de traza geométrica,el aparato ornamental se completa con ménsulas y roleos de alabastro dorados, especialmente en las cornisas y en los lunetos de las cúpulas.
Precisamente, la fragilidad de los jaspes y los yesos empleados han
generado problemas de conservación que, agudizados por la alta humedad
que afecta a la cripta, otorgan al monumento el carácter artificioso y
banal más característico del barroco efímero.
Las corrientes de agua subterránea que discurren bajo la iglesia conventual fueron uno de los principales escollos con que se encontró Felipe de la Peña, maestro de obras que abordó la construcción del panteón,al final, el nivel de la capa freática fue determinante para el desarrollo del proyecto,tal es así, que la rasante del presbiterio tuvo que elevarse notoriamente sobre el suelo del templo para poder albergar la cripta y modificarse el muro testero de la capilla mayor para dejar al descubierto la linterna de la bóveda de la capilla subterránea.
MAS REFERENCIAS
Los documentos que nos han dado a conocer la historia, los avatares tristes, y las etapas constructivas de este monumento del que a partir de ya puede presumir Guadalajara, los reunió en sus días de trabajo el cronista provincial don Francisco Layna Serrano, allá por los años 1930 y 1940, cuando escribió su gran obra “Los conventos antiguos de Guadalajara” en la que viene con detalle la de esta casa franciscana, su templo y su cripta.
El libro, hasta ahora raro de encontrar, se ha reeditado en 2010 por parte de la editorial AACHE haciendo como número 6 parte de la Colección de las “Obras Completas de Layna Serrano”.
También es de advertir que en nuestra tierra, y con el apoyo mendocino, ha habido otras criptas en las que han tratado de enterrarse y descansar (qué difícil es descansar, en España, incluso después de muerto!) los individuos de otras ramas del linaje de Mendoza. En Pastrana se hizo, a principos del siglo XVII, una cripta bajo el presbiterio de la iglesia colegiata, y en ella se enterraron en principio los duques de Pastrana (doña Ana de Mendoza, princesa de Éboli, su marido don Ruy Gómez de Silva, su hijo don Pedro González, arzobispo que fue de Granada y antes guardián de los franciscanos de la Salceda, etc.) y en definitiva, y a partir de 1860, todos los duques y demás alturas de la familia, pues los Osuna decidieron recoger los restos que los franceses había derramado por el suelo y llevarlos juntos a Pastrana.
En Mondéjar, en el convento de San Antonio, los condes de Tendilla y marqueses de Mondéjar hicieron lo mismo bajo el presbiterio del convento franciscano de San Antonio. De aquello hoy quedan dos paredones (que al menos son Monumento Nacional) y un terraplén de escombros y de yerbas bajo los que, seguro, está otra cripta a saber de qué categoría,pero esta es otra historia, que como una madeja va saliendo, y nunca lleva a nada bueno
Este monasterio tiene otra referencia literaria sorprendente,aquí estuvo prisionero una temporada, en el siglo XIX, José de Espronceda. Cuando muy joven se levantó en airada protesta contra el régimen absolutista de Fernando VII y con otros jóvenes literatos fundó la sociedad secreta de “Los Numantinos”, la policía fernandina le tomó prisionero y más que a una cárcel, se le trajo a este monasterio ya vacío para que purgara sus novas ideas entre sus húmedos y fríos muros. Aquí empezó a escribir Espronceda su poema épico “Pelayo” que fuera de este lugar acabaría.
NUEVOS HALLAZGOS EN LA IGLESIA DE SAN FRANCISCO
Las obras comenzaron hace meses y se prevé que acaben dentro del plazo, en octubre. Son muchos los hallazgos obtenidos, desde numerosas pinturas, hasta salas y bóvedas ocultas. Los trabajos de restauración en la iglesia de San Francisco, propiedad de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, avanzan a muy buen ritmo y llenos de sorpresas para los técnicos,una vez estudiados todos los hallazgos, se conseguirá recuperar una iglesia con un aspecto similar al que tenía antes de su restauración, pero con mucho más valor histórico.
En noviembre de 2011, cuando los trabajos estaban ya comenzados, se informó sobre los diferentes restos arqueológicos, históricos y artísticos que estaban apareciendo,entre los más destacables están varias tumbas, un ábside central de la primitiva iglesia y los pilares de aquel templo que fue destruido por un incendio.
El arquitecto encargado del proyecto, Juan de Dios de la Hoz Martínez, explica que ese ábside, fechado en un principio en el siglo XV, es posible que fuera construido “entre 100 y 150 años antes de lo que se creía”,estos restos cuentan con una importancia histórica, pero no estética ni museística, ya que son piedras, cimientos, no hay cerámicas ni muros, por ello, el trabajo que se ha hecho ha sido el de documentación textual y gráfica para después cubrirlo por el nuevo suelo, construido con una cierta altura para evitar las humedades y por donde pasan todas las instalaciones del edificio.
En cuanto a los enterramientos, De la Hoz señala que “los restos humanos se recogen, se colocan en bolsas numeradas y sigladas por el arqueólogo y se vuelven a depositar en el edificio, hay que tener en cuenta que el testamento de esas personas fue enterrarse aquí, incluso algunos pagaron por ello, por tanto, hay que respetar su voluntad”. Hasta 100 técnicos entre arquitectos, arqueólogos, restauradores, historiadores, químicos o físicos trabajaron en su día para redactar el Plan Director de esta obra de restauración, financiada por el Ministerio de Cultura y la Junta de Comunidades.
Ahora, trabajando día a día en el templo hay entre 40 y 50 profesionales, muchos de ellos de Guadalajara y alrededores. Pinturas y otras novedades Bajo el altar mayor de San Francisco está la cripta donde fue enterrada la familia Mendoza y que ya fue restaurada hace un tiempo.
Las corrientes de agua subterránea que discurren bajo la iglesia conventual fueron uno de los principales escollos con que se encontró Felipe de la Peña, maestro de obras que abordó la construcción del panteón,al final, el nivel de la capa freática fue determinante para el desarrollo del proyecto,tal es así, que la rasante del presbiterio tuvo que elevarse notoriamente sobre el suelo del templo para poder albergar la cripta y modificarse el muro testero de la capilla mayor para dejar al descubierto la linterna de la bóveda de la capilla subterránea.
MAS REFERENCIAS
Los documentos que nos han dado a conocer la historia, los avatares tristes, y las etapas constructivas de este monumento del que a partir de ya puede presumir Guadalajara, los reunió en sus días de trabajo el cronista provincial don Francisco Layna Serrano, allá por los años 1930 y 1940, cuando escribió su gran obra “Los conventos antiguos de Guadalajara” en la que viene con detalle la de esta casa franciscana, su templo y su cripta.
El libro, hasta ahora raro de encontrar, se ha reeditado en 2010 por parte de la editorial AACHE haciendo como número 6 parte de la Colección de las “Obras Completas de Layna Serrano”.
También es de advertir que en nuestra tierra, y con el apoyo mendocino, ha habido otras criptas en las que han tratado de enterrarse y descansar (qué difícil es descansar, en España, incluso después de muerto!) los individuos de otras ramas del linaje de Mendoza. En Pastrana se hizo, a principos del siglo XVII, una cripta bajo el presbiterio de la iglesia colegiata, y en ella se enterraron en principio los duques de Pastrana (doña Ana de Mendoza, princesa de Éboli, su marido don Ruy Gómez de Silva, su hijo don Pedro González, arzobispo que fue de Granada y antes guardián de los franciscanos de la Salceda, etc.) y en definitiva, y a partir de 1860, todos los duques y demás alturas de la familia, pues los Osuna decidieron recoger los restos que los franceses había derramado por el suelo y llevarlos juntos a Pastrana.
En Mondéjar, en el convento de San Antonio, los condes de Tendilla y marqueses de Mondéjar hicieron lo mismo bajo el presbiterio del convento franciscano de San Antonio. De aquello hoy quedan dos paredones (que al menos son Monumento Nacional) y un terraplén de escombros y de yerbas bajo los que, seguro, está otra cripta a saber de qué categoría,pero esta es otra historia, que como una madeja va saliendo, y nunca lleva a nada bueno
Este monasterio tiene otra referencia literaria sorprendente,aquí estuvo prisionero una temporada, en el siglo XIX, José de Espronceda. Cuando muy joven se levantó en airada protesta contra el régimen absolutista de Fernando VII y con otros jóvenes literatos fundó la sociedad secreta de “Los Numantinos”, la policía fernandina le tomó prisionero y más que a una cárcel, se le trajo a este monasterio ya vacío para que purgara sus novas ideas entre sus húmedos y fríos muros. Aquí empezó a escribir Espronceda su poema épico “Pelayo” que fuera de este lugar acabaría.
NUEVOS HALLAZGOS EN LA IGLESIA DE SAN FRANCISCO
Las obras comenzaron hace meses y se prevé que acaben dentro del plazo, en octubre. Son muchos los hallazgos obtenidos, desde numerosas pinturas, hasta salas y bóvedas ocultas. Los trabajos de restauración en la iglesia de San Francisco, propiedad de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, avanzan a muy buen ritmo y llenos de sorpresas para los técnicos,una vez estudiados todos los hallazgos, se conseguirá recuperar una iglesia con un aspecto similar al que tenía antes de su restauración, pero con mucho más valor histórico.
En noviembre de 2011, cuando los trabajos estaban ya comenzados, se informó sobre los diferentes restos arqueológicos, históricos y artísticos que estaban apareciendo,entre los más destacables están varias tumbas, un ábside central de la primitiva iglesia y los pilares de aquel templo que fue destruido por un incendio.
El arquitecto encargado del proyecto, Juan de Dios de la Hoz Martínez, explica que ese ábside, fechado en un principio en el siglo XV, es posible que fuera construido “entre 100 y 150 años antes de lo que se creía”,estos restos cuentan con una importancia histórica, pero no estética ni museística, ya que son piedras, cimientos, no hay cerámicas ni muros, por ello, el trabajo que se ha hecho ha sido el de documentación textual y gráfica para después cubrirlo por el nuevo suelo, construido con una cierta altura para evitar las humedades y por donde pasan todas las instalaciones del edificio.
En cuanto a los enterramientos, De la Hoz señala que “los restos humanos se recogen, se colocan en bolsas numeradas y sigladas por el arqueólogo y se vuelven a depositar en el edificio, hay que tener en cuenta que el testamento de esas personas fue enterrarse aquí, incluso algunos pagaron por ello, por tanto, hay que respetar su voluntad”. Hasta 100 técnicos entre arquitectos, arqueólogos, restauradores, historiadores, químicos o físicos trabajaron en su día para redactar el Plan Director de esta obra de restauración, financiada por el Ministerio de Cultura y la Junta de Comunidades.
Ahora, trabajando día a día en el templo hay entre 40 y 50 profesionales, muchos de ellos de Guadalajara y alrededores. Pinturas y otras novedades Bajo el altar mayor de San Francisco está la cripta donde fue enterrada la familia Mendoza y que ya fue restaurada hace un tiempo.
Entre la cripta y el altar se ha descubierto una bóveda que todavía
no se ha cubierto con el suelo nuevo y que se aprecia en las imágenes.
“Es como una doble bóveda, porque está construida encima de la escalera
de la cripta,es una diferencia de cota entre la cripta original y el
nuevo suelo de la iglesia que no sabíamos que existía”, detalla De la
Hoz.
En este tipo de obras, lo raro sería no encontrar descubrimientos dignos de ser estudiados, por ello, en la ejecución de los trabajos se contemplan espacios para llevar a cabo las labores de los historiadores y arqueólogos.
En este tipo de obras, lo raro sería no encontrar descubrimientos dignos de ser estudiados, por ello, en la ejecución de los trabajos se contemplan espacios para llevar a cabo las labores de los historiadores y arqueólogos.
Otra de las cosas con las que se han encontrado es que las columnas de la iglesia tienen color.
En su día se pintaron y se dibujaron escenas de la Biblia, aunque ahora las veamos blancas. “En muchos de los paramentos -paredes- debajo de las capas de yeso hay imágenes”, asegura el arquitecto. La restauración de estos dibujos está siendo complicada, pero los expertos hacen lo posible para averiguar a qué escena bíblica corresponde cada grabado.
En su día se pintaron y se dibujaron escenas de la Biblia, aunque ahora las veamos blancas. “En muchos de los paramentos -paredes- debajo de las capas de yeso hay imágenes”, asegura el arquitecto. La restauración de estos dibujos está siendo complicada, pero los expertos hacen lo posible para averiguar a qué escena bíblica corresponde cada grabado.
Estos dibujos se repiten en cada pared, en cada bóveda y en ocasiones
no es solo una imagen, sino que también hay frases sacadas de la
Biblia. “En una pared había un tabique y al picarlo, detrás apareció una
escena pintada, los historiadores están con dudas sobre si eso es una
misa de San Gregorio o es otra escena religiosa; en otra pared hay un
esqueleto pintado, hay un montón de pintura oculta que no sabíamos que
existía y que le está dando un valor añadido clarísimo a la iglesia”,
apunta De la Hoz. “En todas las obras hay sorpresas, pero no tantas,
aquí hay en todas las paredes y todas las bóvedas, las pinturas están
apareciendo en el cien por cien de las naves y de las capillas”.
Desde el punto de vista técnico, es posible recuperarlas, es más complicado desde el punto de vista económico, pero “vamos a ver hasta dónde podemos estirar con lo que tenemos para poder recuperarlas todas”, señala,además, todas las capillas o salas ocultas (entre cuatro y cinco) que han aparecido durante la restauración serán recuperadas para su uso actual.
PINTURAS OCULTAS DE LOS PARAMENTOS
Una de las pinturas aparecidas en los paramentos de la iglesia, destaca por su singularidad. Y es que lo que se dibujó no fue una escena de la Biblia, sino un retablo, pero se hizo de tal manera, que diera la impresión de que en lugar de pintado, estaba realmente construido, es decir, se dibujó en tres dimensiones. “Es un retablo fingido, es lo que se llama un trampantojo, una trampa para el ojo; es un retablo pintado sobre la pared pero en perspectiva de forma que cuando lo ves de lejos, parece que hay un retablo de madera, pero en realidad está pintado sobre la pared”, explica el arquitecto de la obra Juan de Dios de la Hoz.
ACCESO INTERIOR PARA SUBIR AL CORO
La restauración de la iglesia de San Francisco ha permitido descubrir cuatro puertas que había a ambos lados de la entrada al templo. Las de la derecha dan a una escalera, cuya existencia no se conocía, que se creó para acceder al coro.
Desde el punto de vista técnico, es posible recuperarlas, es más complicado desde el punto de vista económico, pero “vamos a ver hasta dónde podemos estirar con lo que tenemos para poder recuperarlas todas”, señala,además, todas las capillas o salas ocultas (entre cuatro y cinco) que han aparecido durante la restauración serán recuperadas para su uso actual.
PINTURAS OCULTAS DE LOS PARAMENTOS
Una de las pinturas aparecidas en los paramentos de la iglesia, destaca por su singularidad. Y es que lo que se dibujó no fue una escena de la Biblia, sino un retablo, pero se hizo de tal manera, que diera la impresión de que en lugar de pintado, estaba realmente construido, es decir, se dibujó en tres dimensiones. “Es un retablo fingido, es lo que se llama un trampantojo, una trampa para el ojo; es un retablo pintado sobre la pared pero en perspectiva de forma que cuando lo ves de lejos, parece que hay un retablo de madera, pero en realidad está pintado sobre la pared”, explica el arquitecto de la obra Juan de Dios de la Hoz.
ACCESO INTERIOR PARA SUBIR AL CORO
La restauración de la iglesia de San Francisco ha permitido descubrir cuatro puertas que había a ambos lados de la entrada al templo. Las de la derecha dan a una escalera, cuya existencia no se conocía, que se creó para acceder al coro.
Hasta ahora, para ello había que salir del edificio, dar la vuelta y
subir por otras escaleras. La intención es restaurarlas para darles un
uso diario. Las otras dos puertas de la izquierda dan a dos capillas,
también desconocidas, y que serán reformadas igualmente.
LA CRIPTA,EL TEMPLO Y EL CLAUSTRO
Los trabajos de restauración de San Francisco van desde el interior hasta el exterior, ya que también se están rehabilitando las cubiertas del templo,cuando concluyan las obras -para octubre de este año- solo quedaría la última dependencia del monasterio por recuperar. Se trata del claustro donde se encuentran todas las dependencias que antes utilizaban los militares y que actualmente siguen ocupadas por sus descendientes.
LA CRIPTA,EL TEMPLO Y EL CLAUSTRO
Los trabajos de restauración de San Francisco van desde el interior hasta el exterior, ya que también se están rehabilitando las cubiertas del templo,cuando concluyan las obras -para octubre de este año- solo quedaría la última dependencia del monasterio por recuperar. Se trata del claustro donde se encuentran todas las dependencias que antes utilizaban los militares y que actualmente siguen ocupadas por sus descendientes.
Una vez que se solucione el desalojo de estas familias y se vuelva a
invertir en el monasterio, esta tercera parte podrá ser restaurada
también.
HORARIO DE VISITA
Los viernes y sábados, de 11 a 14 horas y de 17 a 19 horas.
Domingos y festivos, por las mañanas, de 11 a 14 horas.
HORARIO DE VISITA
Los viernes y sábados, de 11 a 14 horas y de 17 a 19 horas.
Domingos y festivos, por las mañanas, de 11 a 14 horas.
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